Estudio ARAR.

Espacios de afecto 01: emociones e inteligencia emocional.

Inteligencia emocional en Casa Pedregal 1940 Luis Barragan
Inteligencia emocional en Casa Pedregal 1940 Luis Barragan

Las emociones y la inteligencia emocional en el diseño de espacios habitables

La conexión entre la arquitectura y las emociones humanas es un tema que ha sido explorado por diversos arquitectos y pensadores a lo largo del tiempo. La influencia del entorno en nuestra vida cotidiana es innegable, pero a menudo se pasa por alto cómo nuestras emociones y experiencias se ven afectadas por el espacio en el que vivimos. Este artículo pretende explorar la relación entre la arquitectura, las emociones y la inteligencia emocional, y cómo estos conceptos pueden ser aplicados en el diseño de espacios habitables.

¿Qué nos afecta?

La materialidad, luminosidad, formalidad y orden de un espacio tienen un efecto profundo en cómo nos sentimos y percibimos el entorno. Sin embargo, la enseñanza de la arquitectura a menudo se centra en aspectos formales y estéticos, dejando de lado el componente sensorial y emocional que los usuarios experimentarán al habitar un espacio.

La arquitectura emocional se refiere a la integración de estos componentes sensoriales y emocionales en el proceso de diseño. Arquitectos como Alvar Aalto, Peter Zumthor, Steven Holl y Juhani Pallasmaa han reconocido la importancia de la experiencia emocional en la arquitectura y han intentado incorporar estos aspectos en sus obras.

Inteligencia emocional

La inteligencia emocional es un concepto clave para entender cómo nuestras emociones interactúan con el entorno y cómo podemos utilizar esta información para mejorar la calidad de los espacios que diseñamos. La inteligencia emocional se define como la capacidad de percibir, facilitar, comprender y regular las emociones propias y ajenas. Podríamos estar hablando también de la humanización de la arquitectura y como mediante la materialidad y la forma se dignifica la experiencia del ser humano dentro de los espacios que diseñamos, como el mampuesto, la espacialidad y la luz en la arquitectura que desarrolla el Ingeniero uruguayo Eladio Dieste.

El modelo de habilidad de la inteligencia emocional consta de cuatro ramas: percepción emocional, facilitación emocional, comprensión emocional y regulación emocional. Estas habilidades pueden ser aplicadas en el diseño arquitectónico para crear espacios que consideren y respondan a las necesidades emocionales de sus usuarios.

La aplicación de la inteligencia emocional en la arquitectura implica, en primer lugar, sensibilizarse con las emociones y experiencias que los usuarios tendrán en un espacio y, en segundo lugar, crear espacios que permitan el desarrollo de la inteligencia emocional de los usuarios. Esto se logra mediante la creación de espacios sensorialmente flexibles que permitan a los usuarios adaptar el ambiente a sus necesidades emocionales en cada momento.

Integración de la inteligencia emocional en la arquitectura

La integración de la inteligencia emocional en el diseño arquitectónico tiene el potencial de mejorar la calidad de los espacios que habitamos y enriquecer nuestras experiencias emocionales. Al reflexionar sobre cómo nos sentimos en los espacios que habitamos y cómo modificamos nuestro entorno en función de nuestras emociones, podemos comenzar a comprender y valorar el papel fundamental que desempeñan las emociones en la arquitectura.

Para aplicar con éxito la inteligencia emocional en el diseño arquitectónico, como arquitectos debemos estar dispuestos a explorar nuestras propias emociones, y las de los demás, así como a reconocer y gestionar los efectos de los espacios en estas emociones. Esto implica un enfoque más humano y consciente en el diseño, lo que puede mejorar el bienestar y la calidad de vida de aquellos que habitan estos espacios.

Como arquitectos podemos aprender de la psicología y la sociología para entender cómo las personas interactúan con el entorno y cómo sus emociones son influenciadas por este. A través de la colaboración entre disciplinas, se pueden desarrollar enfoques innovadores y efectivos para el diseño arquitectónico emocionalmente consciente.

Can Lis – Utzon

Un ejemplo de arquitectura emocional es la Can Lis de Jørn Utzon. La casa refleja la serenidad de la isla de Mallorca, donde se encuentra, y utiliza elementos funcionales, simbólicos y materiales para crear una atmósfera de calma y plenitud. La atención a las emociones y experiencias de los usuarios es evidente en la forma en que la casa guía a los visitantes a través de sus espacios, fomentando la adopción de la tranquilidad.

Termas de Vals – Capilla de Campo Bruder Klaus – Zumthor

De Peter Zumthor ya hablamos brevemente en relación a la poética del espacio. La carga metafísica de los proyectos mencionados induce analizar las atmósferas que se generan dentro de estos espacios. Se utilizan símbolos, materiales, metáforas y recorridos que inducen a un ambiente sereno donde se puede generar una desconexión con el entorno y entrar en modo de introspección. La arquitectura pasa a ser una extensión de nosotros mismos y a la vez, es una herramienta que nos permite pensar con claridad. La manifestación de las emociones en la Capilla de Campo Bruder Klaus parte previo a la concepción de la obra final, y se manifiesta previo al desarrollo del proyecto y durante el proceso constructivo del mismo donde se involucra a la comunidad para su construcción.

Fábrica TEM S.A. – Depósito Julio Herrera y Obes – Dieste

Fabrica TEM Eladio Dieste
Fábrica TEM S.A., Ing. DIESTE Eladio, Montevidoe, Uy, 1960-1962. Toma de Prueba de Carga. Foto original de Estudio Dieste & Montañez

La obra de Eladio Dieste, y, sobre todo, su búsqueda por dignificar el trabajo y los espacios, bajan a la tierra y calzan a la perfección con los diferentes conceptos que se rodean los conceptos de inteligencia emocional aplicada a la arquitectura. El producto final es resultante de un proceso constructivo que pone en valor al ser humano. Grandes estructuras de un material que puede caber en la mano, el ladrillo, con el cual se crean grandes espacialidades que parecen desafiar la gravedad. El resultado, resulta ser un espacio de fábrica o depósito donde prevalece y se dignifica la actividad humana.

Inteligencia emocional. Una conclusión

La incorporación de la inteligencia emocional y la atención a las emociones de los usuarios en la arquitectura puede llevar a la creación de espacios más acogedores, confortables y humanos. La arquitectura emocional desafía la noción tradicional de que la arquitectura debe centrarse únicamente en aspectos formales y estéticos, y ofrece una nueva perspectiva para el diseño de espacios habitables que mejoren la calidad de vida de quienes los habitan. Al reflexionar sobre nuestras propias experiencias emocionales y las de los demás, como arquitectos podemos desarrollar una comprensión más profunda de la relación entre el espacio y las emociones, y utilizar esta información para crear entornos que enriquezcan nuestras vidas y fomenten el bienestar emocional.

Referencias

– Morgado, I. (2010) Emociones e inteligencia social. Las claves para una alianza entre los sentimientos y la razón. Editorial Ariel.

– Pallasmaa, J., (2019). Tocando el mundo. Ediciones asimétrica.

– Zumthor, P. (2017). Pensar la arquitectura. Editorial Gustavo Gili.»

– Depósito Julio Herrera y Obes – Eladio Dieste (fadu.edu.uy)

– Fábrica TEM S.A. – Eladio Dieste (fadu.edu.uy)

– Casa Can Lis de Jørn Utzon, mirando al Mediterráneo, restaurada por Lise Juel | Sobre Arquitectura y más | Desde 1998 (metalocus.es)

Continúa…

El análisis del texto nos invita a reflexionar sobre cómo la arquitectura, la filosofía y la sociología pueden converger en la creación de hogares que no solo se limiten a ser lugares de vivienda, sino que también provean una sensación de pertenencia y bienestar emocional.

A partir de esta premisa, podemos plantear cómo la creación de espacios de afectividad podría trascender el espacio privado y establecer vínculos con la comunidad.

Aspectos que abordaremos desde la perspectiva de Ray Oldenburg en su teoría de los «terceros lugares». Ervin Goffman en su perspectiva de interacción social en el «teatro de la vida cotidiana». Saskia Sassen y Jane Jacobs en la «Ciudad Global» y la vida urbana. Y en la segunda parte de esta nota «Espacios de afecto 02: arquitectura, empatía y comunidad».

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